Del mismo modo que un recién nacido tiene que aprender a andar, hablar y moverse, sus ojos tienen que aprender a ver.
- Durante el primer mes de vida el mundo del recién nacido se compone de luces y sombras, y su horizonte visual no va más allá de los 30 cm.
- Durante el segundo mes, el bebé empieza a distinguir colores y formas.
- A partir del tercer mes, puede reconocer la cara de sus padres y ya es capaz de ver claramente a distancias menores de 25 cm.
- En el sexto mes de vida, el bebé empieza a agarrar objetos y ya puede ver claramente en la distancia.
- En el octavo mes ya distingues caras conocidas de las que no lo son, y pueden agarrar objetos pequeños con precisión.
- No es hasta los 4 años cuando el niño desarrolla la misma agudeza visual de un adulto, aunque sus habilidades visuales no se desarrollarán completamente hasta los 8 ó 9 años.
En cada una de estas fases es importante que los padres estén atentos para detectar posibles anomalías visuales. Dado que el bebé no puede decirnos lo que le pasa, tendremos que estar atentos a síntomas de alerta:
- Estrabismo claramente visible y permanente
- Inclinación o torcimiento de cabeza
- Bizquera o apertura excesiva de los ojos
- Evitación de la luz o incapacidad de reaccionar ante ella
- Muecas o frotamiento de los ojos de manera obsesiva
- Movimiento de los ojos sin enfoque
- Dificultad para agarrar objetos